cielos fluidos
Colaboraciones arte y ciencia. Cinco lecciones de una experiencia concreta entre 2010-2012 en Berlín, Seúl, Berkeley y Bogotá.
En mi primera colaboración arte-ciencia (Fluid Skies), nos propusimos investigar la materialidad fluida del universo desde la astrofísica, la historia del arte y las artes mediáticas. Cada uno de nosotros aportó sus conocimientos específicos a esta colaboración interdisciplinaria.
1. La importancia de la mediación: El arte y la astronomía representan dos polos de la realidad. Para acercarlos de manera fructífera, utilizamos la intermediación de la historia del arte. Gracias a esta perspectiva histórica, por ejemplo, pude entender que la idea de un cielo fluido (como concebimos hoy la materia oscura) es una noción de tradición milenaria.
2. La relevancia del financiamiento: Tanto el arte como la ciencia requieren recursos para desarrollarse. Fue crucial contar con el apoyo de instituciones como la Fundación Schering para hacer realidad nuestro proyecto.
3. El valor del encuentro entre comunidades (no solo individualidades): Organizar eventos que reúnan a expertos de diferentes campos es una excelente manera de fomentar el intercambio de ideas y la creación de nuevas conexiones. De estas colisiones intelectuales surgen nuevas ideas y colaboraciones.
4. Transformación de la práctica personal: Mi trabajo cambió para siempre tras esta colaboración. Aunque no me convertí ni en artista ni en historiador, esas voces están siempre presentes al escribir una nueva línea de código o al iniciar una nueva colaboración. No deberíamos embarcarnos en una nueva colaboración si no estamos dispuestos a que cambie una parte de nosotros.
5. La importancia de dejar un legado escrito: Scripta Manent. Dejar una traza escrita es fundamental. El libro que escribimos colectivamente es un testimonio tangible de nuestra colaboración. Documentar el proceso y los resultados de este tipo de proyectos es esencial para que otros puedan aprender y construir sobre nuestras experiencias.
El artista con quien colaboré en ese momento, el coreano Yunchul Kim, ha mantenido una trayectoria espectacular. Parte de su obra se exhibió en la Bienal de Venecia en 2022.
Fotos de la exhibición en Berlín, en el 2012.