la vocación verdadera
Descubrir nuestra vocación verdadera es tal vez el mejor regalo que nos puede entregar el universo.
No tanto porque de esta manera descubrimos una compañía fiel para toda la vida, sino porque a través de esta vocación nos embarcamos para disfrutar la vida.
Ese es el meollo del asunto: es imposible vivir todas las experiencias posibles (un deseo imposible) más que viviendo un único camino a fondo.
La vocación no es la cima de la montaña, es el camino a la cima de la montaña.