Buscando el vacío, encontrando el futuro
Comparable con el invento de la Telecaster en 1950, hubo otro invento en 1654 que reconstruyó el mundo en el que nos encontramos.
Me refiero por supuesto a la bomba de vacío inventada por Otto von Guericke, quien pudo dedicarse a la nueva ciencia gracias a su posición acomodada y bien conectada en la sociedad de la época.
Abogado, fabricante de cerveza y explorador de la nueva cosmología planteada por Copérnico. Impresionado por este nuevo modelo de universo, vasto y lleno de espacio vacío, se dedicó a explorar el concepto que le parecía más enigmático: la nada. El vacío.
Construyó la que se considera la primera bomba de vacío. Gestor de la famosa imagen de dos hemisferios (con vacío en su interior) que son imposibles de ser separados por caballos que tiran de cada uno de los hemisferios. Solamente esto le valió una pensión vitalicia por parte del rey. Pero su inmortalidad se aseguraría cuando lograra escribir sus trabajos para que otros los reprodujeran.
Y si pensamos que la refrigeración, el procesamiento de alimentos, los equipos de producción de vacunas y la fabricación de componentes electrónicos, solo por mencionar algunos, dependen de la tecnología de las bombas de vacío, nos damos cuenta del valor de su invento.
Una vez más, la búsqueda de la nada, dándonos tanto.